Hoy nos hemos despertado con un día primaveral precioso. Un día de esos en los que ya apetece ir guardando la ropa de invierno, calzarte unas sandalias y tirarte a la calle como si no hubiese mañana.
Mientras desayunaba, he salido al balcón a tomarme mi tanque de café y a cada sorbo mis ganas de callejear se iban consumiendo igual que el cigarrillo que tenía en la mano.
He empezado a inventarme un montón de excusas para auto convencerme de que salir no era una buena idea.
¡¡¡Y lo he conseguido!!!!
Así que me he apoltronado delante del ordenador con el móvil a un lado y la tablet en el otro y me he dispuesto a pasar de nivel del Farm Heroes buscar ofertas de trabajo.
No hay nada más deprimente que darse una vuelta por todos los portales de empleo...bueno sí, tener el móvil con el volumen a tope por si te llaman ofreciéndote la oportunidad de tu vida (léase tener una nómina de 1000€) y ver como pasan los minutos, las horas y los días y el condenado no suene ni por equivocación.
También he comprobado varias veces que tuviera cobertura, no fuera caso que el problema fuera de la compañía y no de los de recursos humanos.
Total que en vista del éxito arrollador y del día tan productivo que me esperaba, he decidido dedicar la mañana a ordenar un poco la leonera en la que hacía días estaba intentando vivir.
Lo del cambio de armario lo dejo para otro día que esté más inspirada y menos vaga.
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